Si eres como yo, probablemente has dado gracias muchas veces a Dios por personas como Matt Redman, Tim Hughes, Paul Baloche, Chris Tomlin, y otros cuyos ministerios y canciones han impactado tu vida y han servido a la iglesia en todo el mundo. Pero...
si eres como yo, probablemente también has pensado que Dios pudiera estar llamándote a TI a tener ese tipo de influencia. Te puedes ver a tí mismo llendo de gira, liderando miles de noches tras noches en poderosa, transformadora, gloriosa adoración. Que gran contribución pudieras hacer al reino, si tan sólo Dios habriera las puertas!
El problema es, que para muchos de nosotros, Dios ya abrió las puertas. Y estas puertas van directo a nuestra iglesia local.
Durante los pasados treinta años he liderado adoración en una gran variedad de contextos, grandes y pequeños. En las salas de una casa, en auditorios, en centros cívicos, en festivales al aire libre. Cada una de esas veces ha sido un inmenso privilegio. Estoy agradecido de que Dios usa eventos de todos los tamaños y formas para traer gloria a su nombre.
Sin embargo, nada se compara al privilegio de liderar a mi iglesia local a cantar en alabanza a Dios cada Domingo por la mañana.
Las Escrituras describen a la iglesia como “el edificio” de Dios, “el templo” de Dios, “el cuerpo” de Cristo, “la familia” de Dios. Somos “como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo” (1 Cor. 3:9b; Ef. 2:21-22; 1 Cor. 12:2; Ef. 2:19; 1 Pe. 2:5).
Podemos aplicar todas esas metáforas a la iglesia universal. Pero su más inmediata y práctica aplicación es a una iglesia local—los Cristianos con los que vivo día tras día, semana tras semana, año tras año.
Los Domingos, estoy haciendo más que liderar personas a una “experiencia de adoración” individual, por más poderosas que estas pudieras ser. Dios quiere unir el material que compone nuestras vidas, juntos como una comunidad adoradora. El quiere que nuestro canto los Domingos sea una expresión de nuestras vidas compartidas durante la semana.
Como hacemos para desarrollar un corazón para servir a nuestra iglesia local y resistir la tentación de estar insatisfechos? Aquí escribo algunas ideas.
Busquemos ser fieles en vez de ser famosos.
Una de las más grandes sorpresas en el cielo será ver a Dios otorgar las mejores recompensas a personas cuyos nombres nosotros nunca conocimos. Individuos que trabajaron año tras año en oscuridad, en una iglesia desconocida en un pueblo desconocido. Pero eran conocidos por Dios. Y al final, eso es lo único que importa. Dios está buscando siervos, no estrellas.
Entendamos los beneficios de las congregaciones por encima de los conciertos.
Los conciertos pueden tener gran valor. Pero duran sólo una noche. Las personas se reunen y se van, para nunca volver a verse. Una congregación se reune repetidamente, semana tras semana, año tras año. La oportunidad de enseñar, pastorear, animar, y construir vidas juntos sobrepasa por mucho lo que sucede una sola noche en un concierto.
Reconozcamos que Jesús vino a construir una iglesia adoradora, no una industria de adoración.
Una vez escuché a Louie Giglio decir que el centro de la palabra “Industry” es “dust”, que en inglés significa “polvo”. Esto nos recuerda que aunque Dios mismo levanta algunas bandas y artistas para bendecir a la iglesia con sus canciones, ninguno de ellos es escencial para sus propósitos. La iglesia lo es. Estamos muy equivocados si queremos hacer primordial aquello que Dios entiende que es secundario.
Se lo mejor que puedas ser, en el lugar donde Dios te ha llamado.
Prov. 22:29 dice, “¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes; no estará delante de hombres sin importancia.” Esto no es una garantía de que Dios te hará famoso si practicas tu instrumento. Sino que es un enunciado claro de que no deberíamos esperar hasta que tengamos una gran audiencia para desarrollar nuestros dones.
Mientras buscamos complacer a la Unica Audiencia podemos confiar en que la plataforma desde la cual dirigimos será exactamente del tamaño adecuado para darle a Jesús la alabanza que El desea y que sólo El merece.
Bob Kauflin es el director de desarrollo de adoración para Sovereign Grace, en Gaithersburg, Maryland, USA. Su trabajo involucra la supervisión de sus projectos musicales y enseñanza en adoración congregacional. Bob escribió el fantástico libro “Worship Matters”, que en español significa “La Adoración Importa”; el cual en la opinión de Tim Hughes es uno de los mejores libros que se han escrito sobre adoración. Bob y su esposa Julie tienen seis hijos y un gran número de nietos que sigue creciendo. Encuentras más sobre esto en www.worshipmatters.com
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